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Dos euros

No lo puedo evitar. Cada vez que veo algo que me recuerda a una persona, pienso en ella. Pero es que es siempre, es automático. Sin querer he hecho relaciones entre personas y cosas, y esa gente se me viene a la cabeza en cuanto mismo veo algo como, por ejemplo, un mostrador lleno de quesos, o cuando veo infusiones o panes de pipas, o cuando compro galletas saladas, cuando veo guisos de bote, o gente haciendo mountain bike. Pero hay una cosa curiosa que hace que me acuerde mucho de mi padre: las monedas de dos euros. A mi padre -- ya para quien no lo sepa lo destapo aquí -- le encantan las monedas de dos euros. Bueno, a todos nos gustan, pero a él más, de una manera especial. Raro es el día que no va dos o tres veces a la caja y hace lo siguiente: plac, plac, plac -- imaginaos el sonido al coger las monedas de la caja arrastrándolas con el dedo por la rampa que tienen los huecos de las monedas en las registradoras --, y se va andando ahí todo contentillo mientras zurre las monedilla

Esto es Berlin (y II)

La cosa se quedó por el viernes. En España tenemos el dicho "los viernes son viernes" para expresar, de cierta manera, que el viernes curramos un poco menos porque estamos pensado ya en el finde. Solemos hacer los almuerzos algo más largos y especiales porque es viernes, sueles hablar más de la cuenta con los compañeros y compañeras, y cuando salimos hacia casa -- sobre todo los que no curramos ese día por la tarde -- con una sonrisilla de oreja a oreja les dices a tus compañeros: "buen finde!!", y te vas ahí nianianianiania para tu casa. Aquí en Alemania el dicho difiere un poco por su forma de ser, porque aunque los viernes sean viernes en todos lados, los alemanes "los viernes a partir de las 13:00 hacen lo que quieren". ¡¡Con dos cojones!! Antes de la una ni hablar, no se vaya a ir a pique el país. Eso dice mucho de una filosofía y otra. Bueno, que me lio. El viernes fui a la ópera. Era una de las cosas que quería hacer en Berlín -- más accesible que

Esto es Berlín (I)

Ésta ha sido una semana movidita. Todos los días he ido a trabajar religiosamente -- de todo menos eso -- de 8:30 a 17:30 como debe ser, pero la noche es joven en Berlín y hay que aprovecharla. Y es que esa es otra de las cosas que me gusta de aquí, que puedes hacer un montón de cosas y todos los días, no tienes por qué esperarte al fin de semana. Además, como esta gente no es de acostarse muy tarde son completamente compatibles con trabajar la mañana siguiente, aunque nuestro espíritu español hace que eso no se cumpla a rajatabla, ya sabéis. El lunes no hice nada morque tenía mudanza, pero el martes ya empezó la cosa bien. Una amiga del Puerto que está pasando aquí unas semanas me invitó a cenar a casa de su novio. La verdad es que se portaron de lujo -- gracias desde aquí -- porque me hicieron una cena estupenda al estilo italiano: primero la pasta, y luego la ensalada. La verdad es que se agradece cuando estás fuera poder echar una noche de conversación en español, que desde que

Danke schön

Bueno. Algún avispadeti que sepa algo de alemán -- tampoco hace falta, es la primera palabra de cualquier idioma que aprendes cuando vas a un país nuevo -- puede saber ya lo que significa el título de la entrada. Pero para el que no lo sepa, significa "Gracias". Y es que el otro día hice un mes en Berlín. La verdad es que va todo muy bien, no tengo queja, incluso algunas cosas mejor de lo que me pudiera imaginar antes de venir. Pero no es eso lo que os voy a contar, porque sé muy bien que eso ya lo sabéis. Y es por eso mismo por lo que os quería dar las gracias, por leer este blog que en principio lo hice para que la gente con la que habitualmente tengo contacto por internet no me preguntara siempre lo mismo, y tener ahí que estar repitiendo una y otra vez. Pero no, por lo que puedo ver hay bastante gente que lo lee, hasta mi abuela y todo -- un beso desde aquí, abuela -- que se ha gobernado quien le imprima las entradas y se las lleve a su casa, así que ya me he medio crea