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Tío feteles

Me has pillado de improviso. Pensaba contártelo cuando llegara... pero bueno, te lo adelanto por aquí. Siempre a veces tan impaciente, aunque tus motivos tendrás, y esta vez sí que los entiendo más que nunca. Aquí te cuento un poco sobre estos tres meses en Berlin, a modo de resumen. Para empezar, resultó ser verdad que el frío tampoco era para tanto. Más de una vez te conté que me habían dicho que no me preocupara demasiado por este tema, pero no me lo terminaba de creer. Al final me sobró ropa de abrigo, y ahora cargado para España para hacer el cambio de temporada. La cuestión era abrigarse bien y no pasar demasiado tiempo en la calle, cosa difícil para nosotros. Te mentiría si alguna vez no he echado de menos un sillón como el tuyo, ahí con su par de manticas y la estufica enfrente, sobre todo cuando venía con los pies como el mármol. El trabajo al pelo, abuelo. Hago lo que quiero y soy mi propio jefe. Estos alemanes son dedicados, currantes y buenos en sus cosas, aunque nada d

Tacheles: un icono caído (y II)

Prosiguiendo con la visita a Tacheles, vamos a meternos dentro a investigar un poco a ver lo que hay. Lo primero que nos encontramos son unas escaleras. Las paredes no presentan hueco posible en el que se pueda poner tu nombre o pintar lo que sea, ya que están completamente pintarrajeadas y escritas. Quizá un garabato cualquiera aislado en una pared no tenga mucho sentido y quede feo, pero esos miles de garabatos, uno al lado del otro, forman una especia de mural que queda bastante bonito, sobre todo como fondo de una foto que viene a ser típica entre todos los visitantes que vienen a verla. Lo peor de esta parte: el olor a pipí. Creo que más de un cerdo o cerda se dedica a mear en la parte de abajo cuando está de fiesta por la calle, o simplemente cuando va a visitar la casa. Eso, juntado con que allí no ha entrado fregona en varios años, pues la cosa macera y aquello huele que alimenta. Sólo es una de las escaleras, por suerte. Conforme subes las escaleras puedes entrar en lo

Tacheles: un icono caído (I)

Tacheles ha caído. Tacheles -- se pronuncia "tágeles" -- es la mítica casa okupa de Berlín que se encuentra en Oranienburger Strasse ( ver ). Así, comentando por encima su historia -- y que alguien me corrija si me equivoco, porque lo cuento de memoria --, Tacheles fue un viejo centro comercial, y el cual tras darle varios nuevos usos, y tras la caída del muro, el personal del artisteo okupó para evitar su demolición y así aprovechar sus espacios para convertirlo en un referente cultural-alternativo. El problema es que esta gente -- gran parte de ellos -- se ha terminado vendiendo, así que ya no queda ni la mitad del entramado que había. Como yo he tenido la gran fortuna de verlo, os hago una visita virtual con esta entrada. Allá vamos. Como podéis ver en la foto, Tacheles tiene un aspecto ruinoso por fuera -- y por dentro -- que permite rápidamente identificarla la primera vez que intentas buscarla. Primera impresión: "aquí va a haber mierda por un tubo". Impre

No tiene precio (II)

Berlin podrá tener algunas de las mejores bibliotecas de Europa, muchos escritores de renombre en su historia, un festival internacional de literatura, y en definitiva, una de las colecciones literarias más importantes de Europa. Pero cagar con un ejemplar de "el jueves" en la mano... no tiene precio. Yo creo que está ahí ahí con la tortilla de patatas para ver cuál de los dos es más español. El otro día me lo trajo mi hermano y prometo leerme hasta la última coma. Gracias bro.