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No tiene precio...

Tener un estante gigante en el supermercado dedicado solamente a cervezas "manjar", está bien. Que las cervezas sean de medio litro la mayoría, está bastante bien. Que te devuelvan pasta por devolver los "cascos", mola. Ver a la gente cómo se las lleva en cajas como si fueran mandarinas, motiva bastante. Pero que las saques a la ventana y ellas mismas se pongan en su punto óptimo de maduración, sin necesidad de preocuparse por nada más, no tiene precio. Vamos, y os voy a recordar poco este verano cuando llegue a la playa las cervezacas que hay aquí y lo frescas que me las tomaba.

Los sobres de Elisa

Hoy era el día. Hoy era el momento de hacerlo. Mi madre -- como buena madre que sufre por su hijo -- se encargó de ponerlos cuidadosamente en el fondo de mi equipaje, custodiados en un flanco por el fuerte armazón de la maleta nueva recién comprada, y en el otro por la ropa que actuaba a modo de colchón protector. Los sobres no se podían abrir, ni romper, ni siquiera inmutar. Tenían que llegar intactos a Berlín, eso era lo importante. Si algún sobre se rompía todo se iba al garete, y el desenlace hubiera sido fatal. Tenían que aguantar hasta que llegara el día de abrirlos, como si nada hubiera pasado, como si no hubieran recorrido un solo metro, como si hubieran bajado desde la cama donde hicimos la maleta los dos juntos el último día hasta el suelo en el que estábamos pisando, como si no hubiera pasado absolutamente nada. Por fin llegó el día, el dia de abrirlos, el día de descubrir el maravilloso y esperado contenido de esos sobres. Aparto la ropa con cuidado, la coloco en su sitio

Respuesta al Chapista

Esta es la respuesta a una carta que me envió -- por email, no hagáis cábalas -- el Chapista hace unos días. Querido Antonio el Chapista: La llegada fue satisfactoria. Aunque para empezar ya me la quisiera meter un taxista -- que no me la metió --, todo empezó bastante bien, sobre todo al conocer la noticia de que el hostal al que iba no era tan gayer -- que tampoco pasa nada -- como me había dado cuenta unos días antes de mi marcha. En el trabajo también bien. Estos alemanes se las dan de listos por la tele y parece que son más avanzados que nosotros, pero nada fuera de lugar. Una tarde de estas coges a dos o tres al azar en el 500, te los traes para acá y dejan a esta gente boquiabierta. Tu consejo de no juntarme con españoles lo seguiré al dedillo. De momento ayer nos fuimos de fiesta dos sirios, un indio, tres polacas, una eslovena, y un lumbrerense. Vaya empresa. Esto ni el edificio de encima del Vancouver y la ONU juntos. Lo de que la raza aria sean superiores

Zwei Pferde

Esto es un regalo para uno de los pequeños que más quiero. Que sepas que lo veo todas las mañanas cuando me voy a trabajar y todas las tardes cuando vuelvo, y siempre me acuerdo de ti. Un beso muy fuerte. (pinchando en las fotos se hacen más grandes)