Tengo casa nueva. Y me encanta. No es demasiado grande pero es suficiente para mí, y para mis visitas. Pero lo que más me gusta de todo no es la casa en sí. Por ejemplo, está cerca del trabajo, a unos 10 minutos en bici, y por un camino paralelo a la orilla del río. Insuperable. Está situada a menos de 5 minutos de la parada de metro, en un barrio con tiendas de primera necesidad, bares, sitios para comer, y hasta un mercadillo semanal. Y lo que aquí vengo a contaros: viene con castillo y jardines para irse a correr, de serie. Bueno, más bien viene a ser un palacio.
Para situarnos, os estoy hablando del Schloss Charlottemburg (ver), o traduciendo, el Castillo de Charlotemburgo. Algo de historia rápida: se empezó a construir en 1695, y estaba destinado a ser la residencia de verano de Sofía Carlota de Hanover, la esposa de Federico. Federico la espichó antes de tiempo, por eso el castillo pasó a llamarse Charlottenburg Liezenburg en su honor. El castillo fue modificado en los siguientes años, y tras un fuerte bombardeo en 1943 tuvo que ser restaurado por completo.
Pero bueno, a lo que vamos. El castillo tiene unos jardines preciosos en la parte trasera, y tras ellos un parque-bosque lleno de árboles, riachuelos, puentes, bancos para sentarte en los rincones más inhóspitos, un Mausoleo que parece un mini-Partenón, una casa para el té -- que más la quisieran el 80% de los españoles --, etc. etc. Vamos, que no te aburres cuando te pones a correr. Y ya no es que te aburras, es que hasta te puedes perder. Doy fé.
Mientras vas corriendo, aparte de cruzarte con mucha gente corriendo o paseando -- parece que han salido todos con la primavera, como las flores --, te encuentras con estatuas y otras obras de arte dignas de estar en un museo. Pero no, están ahí, para que cuando vayas ya asfixiaico, colorao como un pavo, que ya te faltan fuerzas hasta para mantener la visión nítida... ¡anda, mira que estatua más graciosa! Y a continuar jadeando. El que va paseando no tiene estos problemas, pero yo no tengo paciencia para eso.
Pero lo mejor es que los jardines son en sí una obra de arte. Yo ya he estado allí unas cuantas veces y nunca veo a ningún jardinero trabajando, pero es impresionante cómo los tienen. Todo está cortado al milímetro, los árboles podados como si fuera a ordenador, y ninguna de las líneas de plantas que forman los dibujos y figuras de los jardines se sale, nunca mejor dicho, del tiesto.
También tiene algunas partes en las que hay como mini-plantaciones de plantas aromáticas, por lo que también el olor te va cambiando conforme vas por unas zonas u otras. Lo mismo eso se aprecia menos cuando vas andando, pero cuando vas corriendo sí que se nota. Otras de las cosas que te puedes ir encontrando por el parque son zonas con mobiliario urbano: mesas de ping-pong, un parque para que jueguen los niños, etc.
Pero lo mejor de todo es ir viendo a la gente. Siguiendo la tónica de Berlin, cada uno va a su rollo y hace lo que le da la gana. A toda la gente que hay paseando, corriendo, y montando en bicicleta, se le suman, por ejemplo, los que van a tomar el sol con toda su parafernalia, y a los que se le ocurre tomar el sol y se quedan ahí mismo en calzoncillos. También están los que se montan su pequeña barbacoa para comer con dos amigos, y otros que se montan un chiringuito que deja en mantillas al dominguero más especializado de la playa de Terreros. Luego tenemos a los que se descalzan y se ponen a darle al balón, los que se ponen a jugar al bádminton, y los que se montan una red de voleyplaya en toda regla. Y luego hay también algunos que, sin ningún motivo aparente, aparecen de entre los matojos, la maleza y la naturaleza. ¡ay pájaros!
Para situarnos, os estoy hablando del Schloss Charlottemburg (ver), o traduciendo, el Castillo de Charlotemburgo. Algo de historia rápida: se empezó a construir en 1695, y estaba destinado a ser la residencia de verano de Sofía Carlota de Hanover, la esposa de Federico. Federico la espichó antes de tiempo, por eso el castillo pasó a llamarse Charlottenburg Liezenburg en su honor. El castillo fue modificado en los siguientes años, y tras un fuerte bombardeo en 1943 tuvo que ser restaurado por completo.
Pero bueno, a lo que vamos. El castillo tiene unos jardines preciosos en la parte trasera, y tras ellos un parque-bosque lleno de árboles, riachuelos, puentes, bancos para sentarte en los rincones más inhóspitos, un Mausoleo que parece un mini-Partenón, una casa para el té -- que más la quisieran el 80% de los españoles --, etc. etc. Vamos, que no te aburres cuando te pones a correr. Y ya no es que te aburras, es que hasta te puedes perder. Doy fé.
Mientras vas corriendo, aparte de cruzarte con mucha gente corriendo o paseando -- parece que han salido todos con la primavera, como las flores --, te encuentras con estatuas y otras obras de arte dignas de estar en un museo. Pero no, están ahí, para que cuando vayas ya asfixiaico, colorao como un pavo, que ya te faltan fuerzas hasta para mantener la visión nítida... ¡anda, mira que estatua más graciosa! Y a continuar jadeando. El que va paseando no tiene estos problemas, pero yo no tengo paciencia para eso.
Pero lo mejor es que los jardines son en sí una obra de arte. Yo ya he estado allí unas cuantas veces y nunca veo a ningún jardinero trabajando, pero es impresionante cómo los tienen. Todo está cortado al milímetro, los árboles podados como si fuera a ordenador, y ninguna de las líneas de plantas que forman los dibujos y figuras de los jardines se sale, nunca mejor dicho, del tiesto.
También tiene algunas partes en las que hay como mini-plantaciones de plantas aromáticas, por lo que también el olor te va cambiando conforme vas por unas zonas u otras. Lo mismo eso se aprecia menos cuando vas andando, pero cuando vas corriendo sí que se nota. Otras de las cosas que te puedes ir encontrando por el parque son zonas con mobiliario urbano: mesas de ping-pong, un parque para que jueguen los niños, etc.
Pero lo mejor de todo es ir viendo a la gente. Siguiendo la tónica de Berlin, cada uno va a su rollo y hace lo que le da la gana. A toda la gente que hay paseando, corriendo, y montando en bicicleta, se le suman, por ejemplo, los que van a tomar el sol con toda su parafernalia, y a los que se le ocurre tomar el sol y se quedan ahí mismo en calzoncillos. También están los que se montan su pequeña barbacoa para comer con dos amigos, y otros que se montan un chiringuito que deja en mantillas al dominguero más especializado de la playa de Terreros. Luego tenemos a los que se descalzan y se ponen a darle al balón, los que se ponen a jugar al bádminton, y los que se montan una red de voleyplaya en toda regla. Y luego hay también algunos que, sin ningún motivo aparente, aparecen de entre los matojos, la maleza y la naturaleza. ¡ay pájaros!
Zona para que jueguen los niños,todo cortado al milímetro, podado como si fuese a ordenador, riachuelo con puente y sobre todo "EL olor va cambiando de unas zonas a otras..."
ResponderEliminarNo nos engañes tío los pollos tu te has vuelto a mudar a la seda donde nos cruzábamos corriendo todo los días jajaja.
Mucho animo pedro y muy interesante el blog, lo sigo a menudo un abrazo!!
me falta el olor a agua podrida cada vez que pasas por detrás del bar ese que hay en la Seda, pero vamos, tiempo al tiempo.
ResponderEliminara ver si nos vemos este verano, y me cuentas tus proyectos.
un abrazo
A ver si nos vamos una tarde de julio con la guitarra y nos tocamos unos temas!!! podíamos poner una gorra e igual nos sacamos unas monedillas de dos euros para una cervis!!! jejejejejejjejejejje
ResponderEliminarP.D. Un abrazo Antonio!!!
Jajajaja, zicky ponte a la Eve a pasar la gorra por alli y me meo....
ResponderEliminarMe encanta Pedro, el palacio al lado de otro palacio, y donde esta el principe? en tu palacio, no? jejeje, pinta bien el parquecito, como el del lavadero del Puerto, vaya. Hay gente que juega el badminton? pero eso aun existe? Que valor, yo saldria de las matujas....sin motivo aparente! Un abrazo, y disfruta!!
la verdad es que está de lujo.
ResponderEliminarpues sí, lo del bádminton se lleva bastante, y el pádel no existe, o por lo menos a ninguno de los que le he preguntado sabe lo que es.
por cierto, hay bastantes matujas de las que salir sin motivo aparente :-P
Doy fé de todo lo que nos cuenta el cuñao, aunque no andamos mucho por este parque... A esto tenemos que añadir algo que no hacen los alemanes en los parques, o eso creo yo, dormir un ratico la siesta!! os aseguro que me quedé como nueva!!! jejejjjjejjejeje....
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