El otro día fui a un bar que me encantó. Buen ambiente, buena gente, cómodos sillones, algo de comida, y mucho vino. Se llama Weinerei Forum (http://www.weinerei.com/forum.html), y lo podemos encontrar cerca de la parada U Rosenthaler Platz (ver).
Se trata de una vinería. Aquí puedes probar multitud de vinos (tintos, rosados, blancos, dulces, etc.), además de degustar algo de comida para no perecer en el intento. La comida suele ser básica -- por lo menos cuando yo fui. Algo de pasta, ensalada, quiche, y si tienes suerte algo de dulzaina para terminar. El ambiente es muy bueno: multitud de gente joven y no tan joven se distribuyen por mesas, sillas, taburetes y sillones, cada uno de su padre y de su madre, lo que le da al bar ese toque característico muy común en los bares de Berlín. Es el típico bar de "nos pegamos hostias al entrar para pillar el sofá", merecerá la pena. También es otro de esos bares difíciles de encontrar en España, por la simple razón de que en nuestro país no funcionaría. Y aquí va el por qué.
La cosa funciona de la siguiente manera. Nada más entrar te centras en pillar un sitio. Luego vas a la barra, y a cambio de dos euros te dan una copa. En esa barra hay varias botellas con vino de distintos tipos. La mayoría son tintos, aunque a la derecha puedes ver una cubitera que refresca unas cuantas botellas de rosado y blanco. Un hombre se encarga de darte las copas, y también de reponer las botellas. La copa que has comprado te da derecho a rellenarla las veces que quieras, y con el vino que quieras. Sólo tienes que levantarte, acercarte a la barra, y echarte el vino que quieras. Si quieres alguno en especial -- de los que tienen disponible, claro --, puedes hablar con el chico que hay en la barra y sin problema.
Al fondo de una de las habitaciones también puedes encontrar un mueble tipo cómoda larga que sostiene, a un lado los platos limpios, y al otro unas cuantas fuentes de las que te puedes servir comida las veces que quieras, depende del hambre que traigas, claro.
Y a la hora de pagar, se paga la voluntad. Sí, como escucháis. Al salir se pasa inevitablemente por la barra. El chico de las botellas de vino -- y su ayudante -- están charlando y despidiendo a sus clientes. Delante de ellos hay un bote de cristal en el que tú pagas la cantidad que crees que has consumido. No hay indicaciones, ni reglas de si te bebes tres copas tienes que pagar equis dinero por cada una, o de si comes o no comes tienes que pagar más o menos. La voluntad, así de simple. Por eso mismo dije que, desgraciadamente, en España no funcionaría.
Se trata de una vinería. Aquí puedes probar multitud de vinos (tintos, rosados, blancos, dulces, etc.), además de degustar algo de comida para no perecer en el intento. La comida suele ser básica -- por lo menos cuando yo fui. Algo de pasta, ensalada, quiche, y si tienes suerte algo de dulzaina para terminar. El ambiente es muy bueno: multitud de gente joven y no tan joven se distribuyen por mesas, sillas, taburetes y sillones, cada uno de su padre y de su madre, lo que le da al bar ese toque característico muy común en los bares de Berlín. Es el típico bar de "nos pegamos hostias al entrar para pillar el sofá", merecerá la pena. También es otro de esos bares difíciles de encontrar en España, por la simple razón de que en nuestro país no funcionaría. Y aquí va el por qué.
La cosa funciona de la siguiente manera. Nada más entrar te centras en pillar un sitio. Luego vas a la barra, y a cambio de dos euros te dan una copa. En esa barra hay varias botellas con vino de distintos tipos. La mayoría son tintos, aunque a la derecha puedes ver una cubitera que refresca unas cuantas botellas de rosado y blanco. Un hombre se encarga de darte las copas, y también de reponer las botellas. La copa que has comprado te da derecho a rellenarla las veces que quieras, y con el vino que quieras. Sólo tienes que levantarte, acercarte a la barra, y echarte el vino que quieras. Si quieres alguno en especial -- de los que tienen disponible, claro --, puedes hablar con el chico que hay en la barra y sin problema.
Al fondo de una de las habitaciones también puedes encontrar un mueble tipo cómoda larga que sostiene, a un lado los platos limpios, y al otro unas cuantas fuentes de las que te puedes servir comida las veces que quieras, depende del hambre que traigas, claro.
Y a la hora de pagar, se paga la voluntad. Sí, como escucháis. Al salir se pasa inevitablemente por la barra. El chico de las botellas de vino -- y su ayudante -- están charlando y despidiendo a sus clientes. Delante de ellos hay un bote de cristal en el que tú pagas la cantidad que crees que has consumido. No hay indicaciones, ni reglas de si te bebes tres copas tienes que pagar equis dinero por cada una, o de si comes o no comes tienes que pagar más o menos. La voluntad, así de simple. Por eso mismo dije que, desgraciadamente, en España no funcionaría.
Bueno, no creo que sea necesario aclarar de que los vinos no eran de 20 euros la botella cada uno. Aunque estaban buenos, y también chispaban jejeje
ResponderEliminarAqui eso no funcionaria, si es que nos falta cierta civilizacion...pero me alegra que un lumbrerense lo pruebe y lo cuenteee! mil besikossss.
ResponderEliminarRoko.
Ainsssssssssss si se enteran SIO, SONIA y FOD de esto se compran un billete y se vienen de okupas unos días, molaría hacer la cena de los lunes allí un día!!!
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