Prosiguiendo con la visita a Tacheles, vamos a meternos dentro a investigar un poco a ver lo que hay. Lo primero que nos encontramos son unas escaleras. Las paredes no presentan hueco posible en el que se pueda poner tu nombre o pintar lo que sea, ya que están completamente pintarrajeadas y escritas. Quizá un garabato cualquiera aislado en una pared no tenga mucho sentido y quede feo, pero esos miles de garabatos, uno al lado del otro, forman una especia de mural que queda bastante bonito, sobre todo como fondo de una foto que viene a ser típica entre todos los visitantes que vienen a verla. Lo peor de esta parte: el olor a pipí. Creo que más de un cerdo o cerda se dedica a mear en la parte de abajo cuando está de fiesta por la calle, o simplemente cuando va a visitar la casa. Eso, juntado con que allí no ha entrado fregona en varios años, pues la cosa macera y aquello huele que alimenta. Sólo es una de las escaleras, por suerte. Conforme subes las escaleras puedes entrar en lo