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Absurdo

Dejadme filosofar. El ser humano a veces es absurdo, y como absurdo que es, a veces hace absurdeces, obviamente. Un ejemplo es cuando alguien hace un agujero en un río congelado y se da un baño mientras pone cara de alegría y de que todo va perfectamente bien. Mientras, nosotros debajo de la mesa de camilla bien calenticos sabemos que no todo va tan bien como esas sonrientes caras pretenden fingir. Otro ejemplo es cuando alguien se clava 8 ganchos del jamón en la espalda y se cuelga del techo usando una cadena. Levanta el dedo como si fuese la sensación más placentera del mundo e incluso se atreve a sonreír, pero todos sabemos que no. Sin embargo, cada uno y cada una tienen sus motivos para hacerlo tantas veces como quieran y de la manera que quieran, y seguro que si conociéramos esos motivos no pensaríamos que esas cosas son absurdas, sino que están sólidamente fundadas y cargadas de razón. Pues todo este rollo viene porque yo ayer también pequé de gilipollas absurdo. Llego a mi ca

das Pfand

Os voy a hablar de esta cosa porque me parece curiosa. Aquí en alemania, todos los productos que tienen este símbolo -- el de la imagen -- tienen Pfand. ¿que qué es el Pfand? Pues más o menos viene a ser una tasa que te cobran por contaminación, y que luego te devuelven si vuelves con los envases para que estos puedan ser reciclados. En términos lumbrerenses, más o menos algo como "Pascual, tráeme los cascos cuando vuelvas, que te llevas perricas". Viene a ser parecido a lo de las botellas retornables de allí, pero para compradores particulares y en los supermercados. Por ejemplo, caundo te compras una cervezaca de esas de medio litro de cristal, si la llevas de vuelta de dan 8 céntimos. Y entonces tú piensas: por 8 céntimos no voy a llevar la botella ni picao. Pero no acaba ahí la cosa. Por ejemplo, por una botella normal de litro y medio de agua te dan 25 céntimos, y una botella por cabeza al día como poco... ¿a que ahora sí irías y las devolverías? Pues eso es lo que hac

Siempre ella (2 de 2)

Bueno, os cuento la segunda parte mientras me como un trozo de Toblerone y se me llenan las muelas de empastes, la virgen!! que pejiguera, ¿quién inventaría esto? Por cierto, me he cenado un bocata de jamón que ni salchichas, ni kebap, ni currywurst, ni roulade, ni ná. Tenemos que montar un puesto ya... necesito un camello de sobres de jamón. Después de esta pequeña muestra de orgullo patrio, creo que me quedé contando cuando me paré en el puente para poder ver todo lo que tenía delante. Una vez me recompuse, decidí seguir corriendo y volver ya para casa, pero por un camino nuevo por si pillábamos alguna sorpresa más. No corro ni 200 metros y me encuentro el Bundesregierung, o lo que viene a ser en alemán, edificio monstruoso donde trabaja la super amiga de Zapatiesto -- la Merkel -- y todo su equipo de comegambísticos trajeados. Teníais que ver el edificio. En la parte frontal -- la de la primera foto -- se puede ver un cubo gigante de cristal y hormigón blanco presidido por una e

Siempre ella (1 de 2)

El otro día volvió a ser una corrida espectacular. Decidí volver por las calles Alt-Moabit Strasse y Turmstrasse, que son las que recorrí los primeros días porque era donde estaba el hostal en el que me hospedaba. Creo que por eso es por lo que les tengo un especial cariño. Estas dos calles están el el barrio de Moabit, un barrio situado al norte del barrio donde yo vivo, y en el medio un río que los separa. Por lo tanto, lo primero que tuve que hacer fue buscar un puente para llegar a Moabit. El tema de los puentes es especial en Berlín. Hay bastantes, ya que hay varios ríos que atraviesan la ciudad. Pero lo mejor de todo son los edificios que te encuentras en los alrededores de los ríos, ya que es donde suelen situarse algunos de los hoteles y edificios públicos. Darte una vuelta por la noche y ver esos edificios encendidos, y con las luces reflejándose en la oscuridad del agua, es una cosa que no hay que perderse. Una vez crucé el río me adentré en Moabit. Este barrio es bast