Me has pillado de improviso. Pensaba contártelo cuando llegara... pero bueno, te lo adelanto por aquí. Siempre a veces tan impaciente, aunque tus motivos tendrás, y esta vez sí que los entiendo más que nunca. Aquí te cuento un poco sobre estos tres meses en Berlin, a modo de resumen. Para empezar, resultó ser verdad que el frío tampoco era para tanto. Más de una vez te conté que me habían dicho que no me preocupara demasiado por este tema, pero no me lo terminaba de creer. Al final me sobró ropa de abrigo, y ahora cargado para España para hacer el cambio de temporada. La cuestión era abrigarse bien y no pasar demasiado tiempo en la calle, cosa difícil para nosotros. Te mentiría si alguna vez no he echado de menos un sillón como el tuyo, ahí con su par de manticas y la estufica enfrente, sobre todo cuando venía con los pies como el mármol. El trabajo al pelo, abuelo. Hago lo que quiero y soy mi propio jefe. Estos alemanes son dedicados, currantes y buenos en sus cosas, aunque nada d...