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Nos vemos en el Puerto

¡¡Que alegría da ver a gente del Puerto por aquí, pijo!! exclamaba Marcos "el Chorros" al cruzarnos con él, Pedro "el Negro" y Andrés "el Tripas". ¿A que se ven raros los apodos cuando los estás leyendo? A mí me ha pasado. A lo que vamos. La cosa es que uno de los destinos de su periplo por Europa resultó ser Berlín. ¡Prohibido perdérselo, por supuesto! Y cómo no, el orgullo lumbrerense nos impedía no quedar al menos para tomar una cerveza y mantener un rato de agradable conversa, aunque hubiera que remover cielo y tierra. Un par de llamadas fueron suficientes para fijar un punto de encuentro en el que poder coincidir con ellos, y también con mi hermano Eze y mi cuñi-2, que estaban danzando por allí quemando sus últimos cartuchos de aventura turística en la ciudad.


Mientras nos tomamos los refrigerios me comenta Pedro que ellos también tenían la idea de hacer un blog o algo parecido para contar sus aventuras, y que así la gente los fuera siguiendo. Sin embargo, me dice que los costes de un internet móvil internacional eran prohibitivos, privando así al personal de los lances y aventurillas de su viaje en furgoneta atravesando gran parte de Europa. Éste es mi pequeño homenaje a ellos, y mi granito de arena a lo que ya os estarán contando en mensajes y llamadas.


Nos cuentan historias de su viaje, de bastantes horas en la carretera amenizadas con comida, películas en ordenador, siestecitas, etc. --es lo que tiene disponer de una furgoneta hippie--. Nos cuentan cómo se jugaron una buena multa para meter la furgoneta en los mismísimos pies de la Torre Eiffel para echar una foto, lo maravillosa que es Brujas, el enjambre de bicicletas que hay en Amsterdam, y muchas más historias en las que destacan las de conducción temeraria a causa del desconocimiento innato de un buen tío de los pollos. Se me ponen los pelos de punta de escucharlos, pero no se lo digo, dejo que cuenten. Es un viaje que siempre he querido hacer. Creo que es un modelo que va conmigo: el de ver las ciudades pero no exprimirlas, y el de compartir horas de carretera con los tuyos y algún extraño que encuentres en el camino. Creo que no hace falta que se lo recuerde, pero será una experiencia para escribir dos o tres blogs como éste.

Para los interesados. Se les ve muy bien, muy contentos con lo que están haciendo, para nada cansados y con unas ganas inmensas de continuar con el viaje. La furgoneta está aguantando como una campeona, a pesar de algún pequeño detalle técnico de menor importancia. Se nos hace la hora. Ellos tienen que comprarse algo de cenar y tirar para Potsdam, donde está el cámping en el que van a pasar la noche. Nosotros tenemos que ir al supermercado antes de que cierren. Nos despedimos en la puerta de los Patios Judíos (ver). Nunca me acostumbraré a los saludos y a despedidas con gente del pueblo, pero fuera de él. Me resulta raro cómo cambia nuestra forma de actuar, ya sea en Berlín o en Totana. Pero me gusta. Mucha suerte en el camino, y nos vemos en el Puerto.

Comentarios

  1. Bueno, esto no lo leeran, pero me parece genial estas vacaciones en furgo recorriendo Europa y descansando tomando cerveza con maravillosa gente del Puerto, hay que vivirlo...
    Recuerdo el viaje a PortAventura en 6º del colegio, cuando lleguemos al Hotel de Salou para cenar estaba mi padre esperandome en la puerta...y todos se asustaron, solo queria verme...que genialidad encontrarse fuera del pueblo a paisanos, todo cambia.

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  2. Lumbrerenses por el mundo!!! pasamos un ratico muy agradable, espero que a los chicos de la furgoneta les vaya bien!!!!! besosssss

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  3. Pedro, Andrès y Marcos.1 de agosto de 2011, 12:25

    Aunque para nosotros no es una novedad hacer un largo viaje, nunca nos acostumbraremos a las sensaciones contradictorias al comenzarlo. los nervios al ultimar los preparativos, las tristes despedidas. Estaremos tiempo sin ver a los nuestros, nos perderemos momentos importantes de sus vidas… momentos de felicidad y de tristeza. Sabemos que sufrirán por nosotros y que los tendremos pendientes de las noticias internacionales, rezando por que no nos pille ninguna desgracia por donde pasemos y por que tengamos un viaje seguro. Comienza tu viaje, un nuevo proyecto, un sueño, una ilusión. Quizás, llevados por nuestro propio entusiasmo, nuestros ojos hoy ven en positivo al llegar al ecuador del viaje, Berlín. Imponente Brandenburger Tor y el Reichstag, aún más sorprendente el ver unos rostros conocidos andando por las calles de Berlín, el de Eze y Evelina. Tras los saludos oportunos nos comentan que no podemos perdernos unas casas okupas, que hay unas calles arriba, desde luego esa información no podía faltarle a Ezequiel. Descubres artistas de todo tipo que te reciben y te cuentan sus historias, su arte. En cada uno de los pisos se realiza una actividad: cine, teatros, talleres...
    No nos queda tiempo y vamos al encuentro de Pedro, entre la multitud aparece en bicicleta y me sorprende el gesto al vernos, nos contagia de alegría, pues en este tipo de situaciones las cosas se perciben de otra manera, estás en territorio de nadie y de todos, es una persona querida, de tu tierra añorada. Nos lleva a tomar unas cervezas en un rincón donde merece la pena pararse para sonsacar los secretos y los placeres de un trozo de mundo donde el tiempo parece agradablemente pararse. Llega la hora y tenemos que continuar, nunca me gustaron las despedidas, pero atrás dejamos grandes momentos vividos con grandes personas. Un fuerte abrazo camaradas!!

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