Bueno. Después de una semana con bastante trabajo y atendiendo visitas, vuelvo a la carga. El día de los turcos es el sábado. El sábado por la tarde es un buen día para bajar a comprar fruta. Coges el metro, tres paradas, coges el tren, otras cuantas, vuelves a pillar el metro otras dos paradas y ya estás allí. Aunque no lo parezca, está cerca, para ser Berlín. Pero esto no lo hago yo en el Puerto así me mataran, para comprar fruta... digo. Ya os comenté en otra entrada lo de los puestos de la fruta de los turcos. Estos puestos te los puedes encontrar por la calle. Tú llegas, te das una vuelta, eliges la fruta que más te gusta y luego se la das a uno de los turcos. Te la pesa, te pone la etiqueta de lo que vale, y no te la cobra. Y yo la primera vez me quedé así como a cuadros pensando: "¿y dónde pijos se paga esto?". Entonces el turco, al entender perfectamente el idioma internacional que hablaba mi cara, me dijo en el otro idioma internacional consistente en gestos con...