Ir al contenido principal

das Pfand

Os voy a hablar de esta cosa porque me parece curiosa. Aquí en alemania, todos los productos que tienen este símbolo -- el de la imagen -- tienen Pfand. ¿que qué es el Pfand? Pues más o menos viene a ser una tasa que te cobran por contaminación, y que luego te devuelven si vuelves con los envases para que estos puedan ser reciclados. En términos lumbrerenses, más o menos algo como "Pascual, tráeme los cascos cuando vuelvas, que te llevas perricas".

Viene a ser parecido a lo de las botellas retornables de allí, pero para compradores particulares y en los supermercados. Por ejemplo, caundo te compras una cervezaca de esas de medio litro de cristal, si la llevas de vuelta de dan 8 céntimos. Y entonces tú piensas: por 8 céntimos no voy a llevar la botella ni picao. Pero no acaba ahí la cosa. Por ejemplo, por una botella normal de litro y medio de agua te dan 25 céntimos, y una botella por cabeza al día como poco... ¿a que ahora sí irías y las devolverías? Pues eso es lo que hacen los alemanes, ir con sus bolsas llenas de botellas vacías al supermercado y meterlas en la máquina del Pfand. Párate por favor un momento y echa cuentas. Luego aprovechan la bolsa para la compra, que aquí hay que pagarlas siempre, no os vayáis a pensar que eso lo inventaron en la super ordenada, limpia, y lujuriosa cadena de supermercados Dia%. Las latas de cerveza, Red Bull, etc. también tienen Pfand, y las botellas de plástico, y algunas cosas más.


El tema funciona así. Tú llegas con tu bolsa, y hay como un cajero automático con un agujero con una cinta trasportadora. Vas poniendo una a una las botellas. La máquina se las chupa, te reconoce qué tipo de botella es, y te va acumulando una cantidad. No vale espachurrar las botellas para ahorrar espacio, que ya me he tirado media hora esta tarde soplando botellas, que me he puesto más colorao que el de los clarines. Luego, le das a un botón verde y te sale un ticket con dinero acumulado que lo puedes canjear en la caja. Esta tarde, por ejemplo, por 7 botellas de agua y una de cerveza me han soltado casi 2 euros. Imagina una familia.

A ver, esta gente no te regala nada, pero aparte de obligarte a reciclar, te da la oportunidad de que recuperes ese dinero. En España, como somos unos carneros -- que lo somos -- pues directamente te cobran la pasta y ya tú en tu casa reciclas, o mandas la botella a tomar viento, pero la pasta no la ves. Además, ayudan a que las calles estén más limpias. Aquí no hay gente en la chatarra, pero sí algunos vagabundillos con su carro lleno de botellas que van limpiando por ahí -- ya os conté que la gente deja las botellas fuera de las papeleras para que éstos puedan sacarse sus perrillas. Teníais que ver el carro de botellas que llevaba un fichaje anoche, que daba gana hasta de quitárselo, ir a cobrarlas, y seguir de fiesta con la pasta.

Pero lo mejor de todo, lo mejor, es que como buen tío de los pollos me enteré hace poco, y he tirado multitud de botellas a la basura sin saberlo. Oro puro. Y encima endemoniao siempre, con la desidia aquí siempre con las botellas de la mierda, siempre por el medio, cuando escondían un precioso tesoro. Pues eso, Pfand.

Comentarios

  1. Nos traerá cuenta llenar la Vanette de botellas y pegarnos el viaje para reciclarlas??? igual nos pagamos las vacaciones!!!! jejejejejejejejejejeje

    ResponderEliminar
  2. Pedro sigue haciéndolo como ahora y es posible que llegues a tener dos profesiones. Nos tienes a todos pendientes del tío los pollos.

    ResponderEliminar
  3. En España también existe, sólo que aquí, no sólo no te devuleben nada, sinmo que, además, esperan que tus les hagas la clasificación y se lo lleves.

    Son los productis que llevan las tres flechistas en círculo, que todo el mundo cree que significa reciclable, pero no es así.

    Significa que tú ya has pagado el reciclaje a la empresa ecoembes (empresa sin ánimo de luicro, juajuajua), y que no vas a volevr a ver un céntimo de lo que dicha empresa ya te ha estafado.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

El truco del almendruco

Ya tengo nueva casa. Y la verdad es que está bastante bien. Es un apartamento de 30 metros cuadrados que incluye una habitación-salón con una pequeña cocina, un hall con un armario grande y un baño separado. Aunque podéis ver las fotos, os describo un poco cómo es. Cuando entro tengo como un hall con un armario, y desde el que puedo acceder al baño y a la habitación.  El baño es bastante amplio, y tiene una bañera en vez de ducha. La habitación es como un salón en el que hay un sofá que realmente es la cama. Hay una gran alfombra que engloba la zona de la cama, una mesa central -- de alta como una mesa de café -- y un escritorio. Luego, en un rincón, una cocina pequeña pero que tiene de todo: mesa para comer con dos sillas, frigo, horno, kettel, cafetera, utensilios de cocina varios y un armario escobero. Respecto al barrio, a pesar de que está algo lejos del centro y tener que depender del transporte público, está bastante bien. A menos de un minuto andando tengo: tres superm

Potsdam express

Nos sentamos en el S-Bahn. Cristina saca de su bolso un paquetito de papel aluminio y lo abre. Justo como le encargué: tres trozos de bizcocho y unas cuantas onzas de chocolate. Merendamos por el camino porque no hay tiempo que perder, ya que tenemos sólo unas 4 horas para ir a Potsdam y visitar la ciudad. Junto a nosotros dos bicicletas preparadas para la aventura, porque a mi juicio, visitar Potsdam en bicicleta tiene muchas ventajas, sobre todo la de no tener que andar "una parvá kilómetros". Potsdam es una ciudad barroca muy cercana a Berlin --a poco más de 25 kilómetros-- la cuál ha sido escenario de grandes momentos de la historia del mundo. Se trata de una ciudad llena de palacios y atracciones históricas, y donde tres cuartas partes son espacios verdes. Se sitúa al lado del río Havel, y posee alrededor de 20 lagos y ríos. Nada más llegar a la estación bajamos las bicicletas del tren y nos dirigimos hacia la puerta principal. Después un rato viendo para dónde de

Punto y seguido

Acabo de montarme en el avión. Ya está todo entregado, mochilas y chaqueta arriba, cascos en la oreja, y equipaje facturado tras pagar 120 euros de sobrepeso de equipaje. Si a todos los extranjeros les timan lo mismo que a mí­, no me extraña que vaya tan bien Alemania. Se me escapa un suspiro mientras cierro los ojos. De cansancio quizá. Llevo toda la noche sin dormir. La mitad de ella de jarana, disfrutando mis últimos minutos en Berlí­n con los pocos amigos que ya quedan aquí­, y descubriendo uno de los bares que más me ha gustado desde que estoy aquí­, el White Trash , en la parada del U de Rosa-Luxemburg-Platz ( aquí ) ¡¡Hay que joderse, el último día!! Me despido de ellos. Me marcho andando bajo la lluvia que nos ha estado acompañando durante muchos días de Julio. Esa lluvia que cae a la vez que tus amigos suben fotos al Facebook de paellas en Mojácar, y revolcones en la arena de Las Higuericas. ¡Eso es sincronización, y lo demás son tonterí­as! Mientras ando sigo desarrollando un