No penséis mal, mentes sucias... y vosotras también, pájaras!!!
El tema es que salgo de currar y no tenía ganas de ponerme a cenar en plan alemán a las 7 de la tarde, así que he decidido irme a correr. Me he enfundado las mallas, pantalones cortos encima, camiseta de manga corta, cortavientos, guantes, braga, calcetines por encima de las mallas, y creo que ya está. Robocop.
Saco el plano de Berlín y decido recorrerme la avenida del 17 de Junio, o lo que viene a ser, la calle que cruza el gran jardín central de Berlín y que acaba en la Puerta de Brandenburgo, la que os enseñaba algunos posts atrás.
Echo a correr, paso por la estación del S-Bahn del Tiergarten, y me enfoco hacia el corazón del Tiergarten. Los ampelmann de los semáforos me dicen que estoy entrando en el este. Después de unos cuantos minutillos, me encuentro con la Columna de la Victoria, de cuyo nombre en alemán no me voy a poner a buscar ahora. Lo que sí me acuerdo de cuando lo leí es que es la diosa Victoria sobre uno de los cañones que capturaron en la guerra de 1870 creo ante Francia, Dinamarca, y Suiza. Mide 65 metros.
Cojo la salida en esa redonda hacia la Puerta de Brandenburgo y sigo corriendo. De momento veo que se acaban los árboles demasiado pronto, cuando en el mapa se ve claramente que los árboles llegan hasta el final de mi destino. Entonces me dije: pues vamos a investigar. Y ahí empezó la aventura.
Seguí corriendo y con lo primero que me encontré fue con un río iluminado en azul, y encima un pedazo de edificio iluminado de morado y con otras luces que lo hacían todavía más vistoso. Todo eso, mezclado con la escasa iluminación que hay en Berlín, formaban un entorno impresionante. Lo que podéis ver en la foto no tiene nada que ver con la realidad, no le llega ni a la suela de los talones.
Seguí corriendo y corriendo mientras no paraba de ver edificios super wapos, con diseños raros, e iluminados de diferentes formas. Seguí corriendo y corriendo porque no me cansaba, era algo nuevo para mí y no me acordaba de que estaba corriendo, porque tenía la impresión de que estaba haciendo turismo, o yo que sé. Cuando ya vi que me estaba torrando, y que tenía que volver, me di la vuelta pensando en que repetiría esto de correr y hacer turismo a la vez.
En el mapa se puede ver en rojo el camino que se suponía que iba a hacer, y en morado el que realmente hice. De ida y vuelta, eso sí. Para que os hagáis una idea, el parque Tiergarten tiene unos 3km.
Estáis tardando...
El tema es que salgo de currar y no tenía ganas de ponerme a cenar en plan alemán a las 7 de la tarde, así que he decidido irme a correr. Me he enfundado las mallas, pantalones cortos encima, camiseta de manga corta, cortavientos, guantes, braga, calcetines por encima de las mallas, y creo que ya está. Robocop.
Saco el plano de Berlín y decido recorrerme la avenida del 17 de Junio, o lo que viene a ser, la calle que cruza el gran jardín central de Berlín y que acaba en la Puerta de Brandenburgo, la que os enseñaba algunos posts atrás.
Echo a correr, paso por la estación del S-Bahn del Tiergarten, y me enfoco hacia el corazón del Tiergarten. Los ampelmann de los semáforos me dicen que estoy entrando en el este. Después de unos cuantos minutillos, me encuentro con la Columna de la Victoria, de cuyo nombre en alemán no me voy a poner a buscar ahora. Lo que sí me acuerdo de cuando lo leí es que es la diosa Victoria sobre uno de los cañones que capturaron en la guerra de 1870 creo ante Francia, Dinamarca, y Suiza. Mide 65 metros.
Cojo la salida en esa redonda hacia la Puerta de Brandenburgo y sigo corriendo. De momento veo que se acaban los árboles demasiado pronto, cuando en el mapa se ve claramente que los árboles llegan hasta el final de mi destino. Entonces me dije: pues vamos a investigar. Y ahí empezó la aventura.
Seguí corriendo y con lo primero que me encontré fue con un río iluminado en azul, y encima un pedazo de edificio iluminado de morado y con otras luces que lo hacían todavía más vistoso. Todo eso, mezclado con la escasa iluminación que hay en Berlín, formaban un entorno impresionante. Lo que podéis ver en la foto no tiene nada que ver con la realidad, no le llega ni a la suela de los talones.
Seguí corriendo y corriendo mientras no paraba de ver edificios super wapos, con diseños raros, e iluminados de diferentes formas. Seguí corriendo y corriendo porque no me cansaba, era algo nuevo para mí y no me acordaba de que estaba corriendo, porque tenía la impresión de que estaba haciendo turismo, o yo que sé. Cuando ya vi que me estaba torrando, y que tenía que volver, me di la vuelta pensando en que repetiría esto de correr y hacer turismo a la vez.
En el mapa se puede ver en rojo el camino que se suponía que iba a hacer, y en morado el que realmente hice. De ida y vuelta, eso sí. Para que os hagáis una idea, el parque Tiergarten tiene unos 3km.
Estáis tardando...
lo bueno que tiene es que la ruta alternativa que hiciste sin quererlo ni beberlo te pillaba más cerca de casa no??o esa es la impresión. Pero al final, tu propósito se cumplio, entrar en calor, no?? y fliparla aun más de la ciudad?
ResponderEliminarCaminante no hay camino, se hace camino al andar!!! Ojalá que cada vez que salgas a correr te lleves esas gratas sorpresas... ya sabes el truco... no corras dos veces por el mismo sitio y turismo asegurado!!!
ResponderEliminarEn verdad corrí bastante más de lo que tenía previsto, aunque no sé si se apreciará realmente en el mapa -- el camino que hice es aproximado, no sé con exactitud hasta donde corrí.
ResponderEliminarLo que moló mucho era que como iba pendiente de lo que veía, no me acordaba de que estaba corriendo, que tampoco es que sea muy gratificante.