Ir al contenido principal

Respuesta al Chapista

Esta es la respuesta a una carta que me envió -- por email, no hagáis cábalas -- el Chapista hace unos días.
Querido Antonio el Chapista:

La llegada fue satisfactoria. Aunque para empezar ya me la quisiera
meter un taxista -- que no me la metió --, todo empezó bastante bien,
sobre todo al conocer la noticia de que el hostal al que iba no era
tan gayer -- que tampoco pasa nada -- como me había dado cuenta
unos días antes de mi marcha. En el trabajo también bien. Estos
alemanes se las dan de listos por la tele y parece que son más
avanzados que nosotros, pero nada fuera de lugar.
Una tarde de estas coges a dos o tres al azar en el 500, te los traes
para acá y dejan a esta gente boquiabierta.

Tu consejo de no juntarme con españoles lo seguiré al dedillo. De
momento ayer nos fuimos de fiesta dos sirios, un indio, tres polacas,
una eslovena, y un lumbrerense. Vaya empresa. Esto ni el edificio de
encima del Vancouver y la ONU juntos. Lo de que la raza aria sean
superiores no lo tengo tan claro, y superiores en ducharse te digo yo
ya directamente que no, porque hay mucho personal espeso.

Respecto a la comida, aquí es bastante buena. El problema es que esta
gente no sabe comer sano ni de calidad, aunque sorprendentemente no
hay mucha gente gorda. Estoy haciendo un estudio y creo que este
fenómeno es por las siguientes razones:
a) comen a las 12 y media o la 1, y cenan a las 6 o 7 de la tarde, por
lo que les queda día de sobra para quemar y requemar todo lo que han
comido.
b) se tiran todo el día bebiendo una bebida que ellos llaman café, y
que yo llamo "mierda con agua y con un regusto a cereales Eko". Creo
que eso les llena y hace que luego coman menos.
c) el frío hace que el cuerpo esté constantemente quemando gasoil en la caldera.

También seguiré tu consejo y no me comeré la cebada de los caballos.
Si por el contrario con esa cebada te refieres a esa excepcional y
amplia variedad de lechugas, escarolas, y variados de diferentes
niveles de rizado, tonalidades de color, formas y tamaños, sí, he
pecado y lo volveré a hacer, porque con el aceite de oliva -- casi --
todo me recuerda a allí. Eso sí, aceite de oliva italiano, que el
español vale como a 10 pavos el litro.

Respecto al frío, tampoco es para tanto. Pasarlo mal, mal de verdad,
el día que hacían 6 grados bajo cero y yo, como buen tío de los
pollos, me fui a hacer turismo -- es que estaba deseandico. El día
después también fue duro, pero el resto de días bien. Aquí con 0
grados se está como en el puerto a 5 ó 6, así que con eso no hay
problema.

Por último agradecerte tu carta con esta respuesta, y desearte que tu
amada vuelva pronto para que llene parte del vacío que dejé en tu vida
el día que cogí el vuelo AB9173 con destino Berlín. Esto es como la
vendimia, hay que aceptarlo. Luego volveré a casa diciendo expresiones
como "la table" o "la pomme".

Un fuerte abrazo, y tómate una cerveza con esta gente a mi salud para
que mi espíritu no desaparezca con el paso del tiempo. Paga el
Buillos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El truco del almendruco

Ya tengo nueva casa. Y la verdad es que está bastante bien. Es un apartamento de 30 metros cuadrados que incluye una habitación-salón con una pequeña cocina, un hall con un armario grande y un baño separado. Aunque podéis ver las fotos, os describo un poco cómo es. Cuando entro tengo como un hall con un armario, y desde el que puedo acceder al baño y a la habitación.  El baño es bastante amplio, y tiene una bañera en vez de ducha. La habitación es como un salón en el que hay un sofá que realmente es la cama. Hay una gran alfombra que engloba la zona de la cama, una mesa central -- de alta como una mesa de café -- y un escritorio. Luego, en un rincón, una cocina pequeña pero que tiene de todo: mesa para comer con dos sillas, frigo, horno, kettel, cafetera, utensilios de cocina varios y un armario escobero. Respecto al barrio, a pesar de que está algo lejos del centro y tener que depender del transporte público, está bastante bien. A menos de un minuto andando tengo: tres superm

Potsdam express

Nos sentamos en el S-Bahn. Cristina saca de su bolso un paquetito de papel aluminio y lo abre. Justo como le encargué: tres trozos de bizcocho y unas cuantas onzas de chocolate. Merendamos por el camino porque no hay tiempo que perder, ya que tenemos sólo unas 4 horas para ir a Potsdam y visitar la ciudad. Junto a nosotros dos bicicletas preparadas para la aventura, porque a mi juicio, visitar Potsdam en bicicleta tiene muchas ventajas, sobre todo la de no tener que andar "una parvá kilómetros". Potsdam es una ciudad barroca muy cercana a Berlin --a poco más de 25 kilómetros-- la cuál ha sido escenario de grandes momentos de la historia del mundo. Se trata de una ciudad llena de palacios y atracciones históricas, y donde tres cuartas partes son espacios verdes. Se sitúa al lado del río Havel, y posee alrededor de 20 lagos y ríos. Nada más llegar a la estación bajamos las bicicletas del tren y nos dirigimos hacia la puerta principal. Después un rato viendo para dónde de

Punto y seguido

Acabo de montarme en el avión. Ya está todo entregado, mochilas y chaqueta arriba, cascos en la oreja, y equipaje facturado tras pagar 120 euros de sobrepeso de equipaje. Si a todos los extranjeros les timan lo mismo que a mí­, no me extraña que vaya tan bien Alemania. Se me escapa un suspiro mientras cierro los ojos. De cansancio quizá. Llevo toda la noche sin dormir. La mitad de ella de jarana, disfrutando mis últimos minutos en Berlí­n con los pocos amigos que ya quedan aquí­, y descubriendo uno de los bares que más me ha gustado desde que estoy aquí­, el White Trash , en la parada del U de Rosa-Luxemburg-Platz ( aquí ) ¡¡Hay que joderse, el último día!! Me despido de ellos. Me marcho andando bajo la lluvia que nos ha estado acompañando durante muchos días de Julio. Esa lluvia que cae a la vez que tus amigos suben fotos al Facebook de paellas en Mojácar, y revolcones en la arena de Las Higuericas. ¡Eso es sincronización, y lo demás son tonterí­as! Mientras ando sigo desarrollando un